El postestructuralismo.
“El término postestructuralismo describe una variedad de investigaciones, realizadas principalmente en Francia, que emergieron de mediados a finales de los años 1960 para poner en tela de juicio la primacía del estructuralismo en las ciencias humanas: antropología, historia, crítica literaria, y filosofía, además del psicoanálisis. El término no parece originario de las investigaciones mismas, sino de los angloparlantes que las estudiaron posteriormente.
El término es problemático porque las relaciones entre los trabajos de los académicos generalmente catalogados como postestructuralistas (quienes casi por regla general no se identifican de esa manera) son debatidas, y no existe un grupo de trabajos al que todos se refieran como doctrina común (a diferencia del estructuralismo, en el que el trabajo de Claude Lévi-Strauss era una referencia común). El post estructuralismo quizá encuentre sustancia en el hecho de que muchos de sus trabajos prominentes fueron desarrollados por autores cercanos al estructuralismo, y más sustancia aún en el hecho de que muchos de estos trabajos son intentos de recrear posiciones estructuralistas, cuyas limitaciones transformaron a tantos estructuralistas en críticos del estructuralismo.
Tres de los más prominentes postestructuralistas eran también de la "pandilla de los cuatro" estructuralistas por excelencia: Jacques Lacan, Michel Foucault y Roland Barthes (Claude Lévi-Strauss era el cuarto). Jacques Derrida, Guilles Deleuze, y Julia Dristeva son también considerados como postestructuralistas prominentes.”[1]
“Post-estructuralismo es una escuela de pensamiento filosófico moderno. Se desarrolló a partir de, y en respuesta a la filosofía del estructuralismo, que muchos de los pensadores clave del post-estructuralismo se muestran extremadamente críticos. Post-estructuralismo es una de las principales fuerzas motrices en la filosofía de hoy, y está estrechamente conectado con el pensamiento posmoderno.
El estructuralismo como una escuela de pensamiento llegó a su máxima expresión durante los movimientos radicales de los años 1950 y 1960, particularmente en Francia, aunque tuvo sus raíces en el comienzo del siglo 20. Los Estructuralistas dieron un vistazo a las estructuras fundamentales implícitas en todas las producciones de una cultura, y llevaron a cabo un análisis de las muchas partes para crear algo, para obtener una mejor comprensión de la creación. La Lingüística fue uno de los primeros campos en utilizar el estructuralismo a su favor, y su aplicación se extendió rápidamente a otros campos. La premisa básica del estructuralismo es que todas las cosas tienen una estructura por debajo del nivel de significado, y que esta estructura constituye la realidad de esa cosa.
El Post-estructuralismo surgió como respuesta a la suposición de que el estructuralismo percibe su propio sistema de análisis de alguna manera esencialista. Los post-estructuralistas sostienen que, de hecho, incluso en un examen de las estructuras subyacentes, se observan una serie de sesgos que se presentan, basado en el acondicionamiento del examinador. En la raíz del postestructuralismo está el rechazo a la idea de que haya alguna forma verdaderamente esencial para un producto cultural, como todos los productos culturales son por naturaleza muy elaborados, y por lo tanto artificiales.
Este concepto de no esencialismo se hizo famoso, sostenido por Foucault en su Historia de la Sexualidad, en el que argumenta que las formaciones, incluso de género y orientación sexual son artificiales, y que es deficiente, nuestro concepto de nociones esencialistas de género o de la sexualidad. Por ejemplo, sostiene que la clase entera de la homosexualidad es de hecho bastante reciente, construida por normas culturales y la interacción entre los diferentes grupos en la sociedad, pero sin una cualidad esencial, por ejemplo, la idea de la belleza.
El Post-estructuralismo es muy diferente de la postmodernidad, aunque las dos se consideran a menudo una y lo mismo, por parte del sujeto en general. Aunque hay ciertas áreas de superposición, los pensadores de una escuela casi nunca se identifican con la otra escuela de pensamiento. El postmodernismo importante, trata de identificar el estado actual del mundo, el período que sigue al período modernista. El postmodernismo busca identificar un momento determinado para trabajar dentro del nuevo período. El Post-estructuralismo, por otra parte, puede ser visto como una visión más crítica de manera explícita, con el objetivo de deconstruir las ideas de esencialismo en las diferentes disciplinas para permitir un discurso más preciso.”[2]
“Postestructuralismo, rama contemporánea de la teoría de la crítica, especialmente desarrollada en Francia, que afecta a áreas tan diversas como el psicoanálisis, la historia, la filosofía y la teoría literaria. Su relación con el estructuralismo ha sido objeto de un intenso debate y podría definirse como derivado del estructuralismo o como su antítesis. Algunos críticos incluyen a estos teóricos en dos campos diferenciados, el estructuralista y el postestructuralista. El historiador francés Michel Foucault, por ejemplo, afirmó que no era estructuralista a pesar de haber escrito lo que muchos consideran modelo del análisis estructuralista, y otro tanto puede decirse del psicoanalista Jacques Lacan. A ambos se les califica también como postestructuralistas. Esta confusión aparente procede de concepciones divergentes sobre la naturaleza del estructuralismo. Si se le considera limitado a los planteamientos del antropólogo Claude Lévi-Strauss y a las primeras obras del crítico literario Roland Barthes, en cuyos textos se analizaban los mitos, las instituciones sociales y culturales en relación con los opuestos que engloban y que conforman su estructura, sin que ni sus autores ni sus participantes sean conscientes, entonces el postestructuralismo es algo muy diferente.
El postestructuralismo trata de superar la tendencia, aparentemente endémica en el pensamiento humano, de contemplar la realidad como la unión de dos opuestos, pero ambas corrientes comparten otras coincidencias: ambas rechazan la primacía del sujeto humano, como pone de manifiesto el humanismo filosófico, y aceptan las consecuencias del "desdoblamiento" del sujeto efectuado por Karl Marx, Fiedrich Nietzsche y Sigmund Freud, entre otros. Al sujeto se le considera como un producto, un punto focal de fuerzas, más que un agente creativo. La obra literaria es un tejido de otros textos cuyo significado viene determinado por sus lectores más que por la intención del autor. Las implicaciones de semejante punto de vista en el psicoanálisis y la historiografía son inmensas. Para Lacan, el dominio ineludible del lenguaje de los otros es el núcleo de la alienación psicológica.
La historia postestructuralista analiza las estructuras institucionales, sociales y políticas en términos de la relación entre significado y poder, y su teoría pone en cuestión la verdadera naturaleza de las relaciones entre la realidad, el lenguaje, la historia y el sujeto.”[3]
“La referencia ocasional al postestructuralismo como un movimiento puede estar ligada al hecho de que cuando el estructuralismo se estaba volviendo un tema de interés en las universidades de Estados Unidos, ya había una cantidad visible de crítica al estructuralismo. El naciente interés estadounidense llevó a la organización de una conferencia en la Universidad Johns Hopkins en 1966, a la cual fueron invitadas figuras consideradas como estructuralistas prominentes, incluyendo a Derrida, Barthes y Lacan. La presentación de Derrida en la conferencia: Structure, Sign and Play in the Human Sciences (Estructura, signo y juego en las ciencias humanas) aparece con frecuencia en las compilaciones como un manifiesto contra el estructuralismo. El ensayo de Derrida fue uno de los primeros en demarcar algunas limitaciones teóricas del estructuralismo y, dándole al mismo tiempo el crédito que se merecía, trataba de teorizar en términos que sin duda ya no eran estructuralistas. Aunque muchos se hubieran sentido empujados a ir más allá del estructuralismo, estaba claro que no había consenso sobre cómo hacerlo. Mucho del estudio del postestructuralismo está basado en las críticas comunes del estructuralismo.
-Uno de los momentos clave en la historia del post-estructuralismo se produjo en 1966, cuando Derrida pronunció una charla en la Universidad John Hopkins. Derrida estaba considerado como uno de los grandes pensadores del estructuralismo, y así fue invitado a hablar sobre el tema en profundidad, ya que estaba empezando a recibir una gran atención en la comunidad intelectual estadounidense. Conferencia de Derrida, "La estructura, el signo, y el juego en el discurso de las Ciencias Humanas", es una aguda crítica al estructuralismo, señalando sus limitaciones inherentes, y estableciendo algunos principios básicos para un nuevo lenguaje de discurso.
El estructuralismo trataba de encontrar un nivel de metalenguaje autosuficiente y generalizable capaz de describir las configuraciones de elementos antropológicos, literarios, lingüísticos, históricos o psicoanalíticos variables para analizar sus relaciones sin empantanarse por la identidad de estos elementos en sí mismos.
Por otra parte, el postestructuralismo comparte una preocupación general por identificar y cuestionar las jerarquías implícitas en la identificación de oposiciones binarias que caracterizan no solo al estructuralismo sino a la metafísica occidental en general. Si hay un punto en común entre las críticas postestructuralista, es la revaluación de la interpretación estructuralista de Ferdinand de Saussure acerca de la distinción entre el estudio del lenguaje a través del tiempo versus el estudio del lenguaje en un momento determinado (diacrónico vs. síncrónico). Los estructuralistas afirman que el análisis estructural es generalmente síncrónico (en un momento determinado) y por tanto suprime el análisis diacrónico o histórico. También se dice que el postestructuralismo está preocupado en reafirmar la importancia de la historia y en desarrollar al mismo tiempo un nuevo entendimiento teórico del tema. De ahí se afirma también que el énfasis del postestructuralismo consiste en una reinterpretación de Sigmund Freud, Karl Marx, Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger. Por ejemplo, la genealogía de Nietzsche sirve como punto de referencia teórico en el trabajo histórico de Michel Foucault de los años 1970, incluyendo sus críticas al estructuralismo.
De forma grandilocuente se dice que este reduccionismo es violento, y que el postestructuralismo lo identifica con la civilización occidental y excesos objetables de colonialismo, racismo, misoginia, homofobia y otros parecidos. El elemento de "juego" en el título del ensayo de Derrida es con frecuencia entendido equivocadamente como juego lingüístico, basado en una tendencia a los juegos de palabras y el humor, en tanto que el construccionismo social, como se desarrolló en el trabajo posterior de Michel Foucault, es considerado como la creación de una especie de órgano estratégico al poner al descubierto las palancas del cambio histórico. La importancia del trabajo de Foucault es para muchos su síntesis de este recuento histórico social de los mecanismos del poder.
También se dice comúnmente que los postestructuralistas son más o menos conscientemente postmodernos, pero no pocos de ellos han mostrado preocupación por estos términos o incluso se han autodefinido como modernistas.”[4]
Jacques Derrida (El-Biar 15 de julio de 1930 — París 8 de octubre de 2004 a los 74 años), ciudadano francés nacido en Argelia, es considerado uno de los más influyentes pensadores y filósofos contemporáneos. Su trabajo ha sido conocido popularmente como pensamiento de la deconstrucción, aunque dicho término no ocupaba en su obra un lugar excepcional. "Lo revolucionario de su trabajo ha hecho que sea considerado como el nuevo Emmanuel Kant por el pensador Emmanuel Lévinas y el Nuevo Friedrich Nietzsche según Richard Rorty". Es, acaso, el pensador de finales del siglo XX que más polémica ha levantado y que más se ha hecho acreedor al concepto de Iconoclasta.[5]
Biografía.
“Nacido en Argelia, en el seno de una familia judía de clase media, sufrió la represión de finales del gobierno de Vichy y fue expulsado en 1941 del instituto por motivos racistas. Vio a los metropolitanos como opresores y normativos, normalizadores y moralizadores.
Deportista, de joven participó en numerosas competiciones y soñó con hacerse futbolista profesional. Pero en esa época descubrió y leyó a filósofos y escritores como Rousseau, Nietzche, André Gide y Albert Camus. Tras cuatro años de clases preparatorias literarias en el liceo Luis el Grande de París, ingresó en la Escuela Normal Superior en 1952; allí descubrió a Kierkegaard, a Martin Heidegger y a Louis Althusser. Pronto se hace amigo de su tutor Louis Althusser, un afecto que perseverará a pesar de las diferencias. Después obtuvo una beca para realizar estudios en la Universidad de Harvard para posteriormente dar clases en universidades de aquel país, principalmente Universidad Johns Hopkins, Universidad Yale y Universidad de Nueva York entre otras, principalmente en Estados Unidos, lugar donde consideraba tener mayor libertad. Se casó en junio de 1957 con Marguerite Aucouturier, una psicoanalista (tendrían dos hijos, Pierre, nacido en 1963, y Jean, en 1967). Meses después volvió a Argelia, en calidad de recluta para cumplir su servicio militar. Solicitó ser destinado como maestro en una escuela para hijos de soldados en Koléa, cerca de Argel. Durante más de dos años fue soldado, sin usar el uniforme militar, y enseñó francés e inglés a jóvenes argelinos o franceses. En la colonia trató al futuro sociólogo Pierre Bourdieu. Severo crítico de la política de Francia en Argelia, creyó que se llegaría a una forma de independencia que permitiría la convivencia entre argelinos y franceses.
En 1959 enseñó por vez primera en el liceo de Le Mans. En 1964 logró el premio Jean Cavaillès de Epistemología por su traducción de El origen de la geometría de Edmund Husserl. En 1965, junto a Althusser, obtuvo el cargo de director de estudios de la Escuela Normal Superior, en el departamento de Filosofía. Su participación, con un grupo de destacados intelectuales franceses, en un encuentro en Baltimore (Universidad Johns Hopkins), fue el comienzo de sus continuos viajes a los Estados Unidos, donde su pensamiento influyó notablemente. En 1967 se publicaron sus tres primeros libros. Fue un admirador de la obra de Maurice Blanchot, a quien dedicó importantes textos; y se asoció progresivamente con Jean-Luc Nancy, Philippe Lacoue-Labarthe y Sarah Kofman en diversos proyectos, por ejemplo editoriales. La Editorial Galilée es fundada en esta época y se convierte no sólo en la "voz" de la Deconstrucción sino en una empresa selecta, que va acogiendo a grandes figuras de las letras. Al mismo tiempo, en 1983, fundó el Colegio Internacional de Filosofía. En 1984 es director de estudios en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales. Murió el 8 de octubre de 2004 en París, víctima de un cáncer pancreático.
Inicialmente apoyó a los estudiantes durante las protestas del Mayo del 68, pero con reservas, si bien participó en protestas. Manifestó su oposición a la guerra de Vietnam leyendo su "Los fines del hombre" en Estados Unidos. En 1979 tomó la iniciativa de empezar "los Estados generales de la filosofía" en la Sorbona y se implica cada vez más en política, dominio que había aparentemente descartado de su vida profesional. En 1981 fundó la asociación Jean-Huss que ayudaba a los intelectuales checos disidentes. En 1981 fue encarcelado en Praga tras un Seminario sacerdotal clandestino, pero Mitterrand conseguirá liberarlo. En 1995 fue miembro del comité de apoyo a Lionel Jospin.
Participó en las actividades culturales a favor de Nelson Mandela y contra el gobierno del Apartheid de Sudáfrica desde 1983. Se reunió con intelectuales palestinos durante su visita a Jerusalén en 1988. Estuvo activo en el colectivo "89 por la igualdad" que hacía campaña por el derecho de los inmigrantes a votar en elecciones locales. Protestó contra la pena de muerte en EEUU, dedicando los últimos años de su seminario a la producción de argumentos no-utilitarios para su abolición, y participó en la campaña para liberar al periodista negro estadounidense condenado a muerte Mumia Abu-Jamal. Manifestó solidaridad por las víctimas de los ataques del 11 de septiembre y se opuso a la invasión a Irak en el 2003.”[6]
Su pensamiento:
“Lo más novedoso de su pensamiento es la denominada deconstrucción. La deconstrucción, es un tipo de pensamiento que critica, analiza y revisa fuertemente las palabras y sus conceptos. El discurso deconstructuvista pone en evidencia la incapacidad de la filosofía de establecer un piso estable. Cabe mencionar que la mayoría de los estudios de Derrida exponían una gran dosis de rebeldía y de crítica social (crítica al sistema). Como explicó el mismo Derrida en su "Carta a un amigo japonés", la voz "déconstruction" intentaba traducir y reapropiar para sus propios fines los términos heideggerianos Destruktion y Abbau; pero la palabra francesa tiene variados usos, más consistentes con sus intenciones. La deconstrucción se relaciona con trayectorias vastas de la tradición filosófica occidental, aunque también está ligada a disciplinas académicas diversas como la lingüística y la antropología (llamadas "ciencias humanas" en Francia). El examen conceptual e histórico de los fundamentos filosóficos de la antropología, así como su uso constante de nociones filosóficas (conscientemente o no), fue un aspecto importante de su pensamiento. Entre sus influencias más notables se encuentran Friedrich Hegel, Friedrich Nietzche, Edmund Husserl, Sigmund Freud y Martin Heidegger.
Derrida tuvo un impacto significativo en la filosofía continental europea y en la teoría literaria, en particular mediante su vínculo con el crítico literario Paul de Man. Sin embargo, no hay acuerdo sobre hasta qué punto existe consonancia entre la teoría de Derrida y la deconstrucción que se ha desarrollado en la crítica literaria. Derrida hizo una continua referencia a la filosofía analítica en su trabajo, en particular a John Austin, con cierta distancia crítica.
Su trabajo es frecuentemente asociado con el postestructuralismo y el posmodernismo, pero su asociación con el segundo no es completa. Lyotard es un puente más cercano entre la deconstrucción y el posmodernismo, al desarrollar sentidos filosóficos del posmodernismo, que Derrida utilizó en largos diálogos que no admiten una relación clara entre el trabajo de los dos. Figuras consideradas dentro del mismo campo de la deconstrucción se han definido de tendencias modernistas más que posmodernos.
Derrida es un filósofo que suscita adhesiones inquebrantables y detracciones no menos vigorosas. Sus primeros trabajos de tono internacional fueron vivamente criticados, pero también admirados, y para algunos son sus mejores ensayos. En su ensayo sobre el filósofo John Austin y su teoría de los actos de lenguaje, Derrida ha sido acusado, sobre todo por John Searle, de obstinarse en enunciar contra-verdades evidentes. Numerosos fueron los filósofos que se manifestaron públicamente contra el premio que le otorgó la Universidad de Cambridge en 1992, reprochándole «su inadecuación a los estándares de claridad y de rigor». Fuera de la filosofía analítica, Derrida fue objeto de críticas (por las mismas razones) por parte de Chomsky y de los físicos Alan Sokal y Jean Bricmont. Por otro lado, encontró la mayor audiencia en los Estados Unidos, que frecuentó asiduamente, sobre todo en los departamentos de ciencias políticas, literatura y estudios culturales.
El 2008 ha empezado por el final la vasta publicación en Galilée de sus Seminarios, que recorrerán los años en la Sorbona (1960-1964), en la Escuela Normal Superior (1964-1984), y finalmente en la EHESS (1984-2003).”[7]
“La deconstrucción es la generalización por parte del filósofo postestructualista francés Jacques Derrida del método implícito en los análisis del pensador alemán Martin Heidegger, fundamentalmente en sus análisis etimológicos de la historia de la filosofía. Consiste en mostrar cómo se ha construido un concepto cualquiera a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas (de ahí el nombre de deconstrucción), mostrando que lo claro y evidente dista de serlo, puesto que los útiles de la conciencia en que lo verdadero en sí ha de darse son históricos, relativos y sometidos a las paradojas de las figuras retóricas de la metáfora y la metonimia.
El concepto de deconstrucción participa a la vez de la filosofía y de la literatura y ha estado muy en boga en especial en los Estados Unidos. Si es verdad que el término fue utilizado por Heidegger, es la obra de Derridá la que ha sistematizado su uso y teorizado su práctica.
El término deconstrucción es la traducción que propone Derrida del término alemán Destruktion, que Heidegger emplea en su libro Ser y tiempo. Derrida estima esta traducción como más pertinente que la traducción clásica de ‘destrucción’ en la medida en que no se trata tanto, dentro de la deconstrucción de la metafísica, de la reducción a la nada, como de mostrar cómo ella se ha abatido. En Heidegger la destruktion conduce al concepto de tiempo; ella debe velar por algunas etapas sucesivas la experiencia del tiempo que ha sido recubierta por la metafísica haciendo olvidar el sentido originario del ser como ser temporal. Las tres etapas de esta deconstrucción se siguen en busca de la historia:
- la doctrina kantiana del esquematismo y el tiempo como etapa prealable de una problemática de la temporalidad;
- el fundamento ontológico del cogito ergo sum de Descartes y la retoma de la ontología medieval dentro de la problemática de la res cogitans;
- el tratado de Aristóteles sobre el tiempo como discrimen de la base fenoménica y de los límites de la ontología antigua.
Sin embargo, si Heidegger anuncia esta deconstrucción en el fin de la introducción de Sein und Zeit (Ser y tiempo, § 8, pág. 40 de la edición de referencia), esta parte —que debía constituir, según el plan de 1927, la segunda de la obra— no ha sido jamás redactada en tanto que tal. Al menos puede considerarse que otras obras o conferencias la bosquejan parcialmente, comenzando por la obra Kant y el problema de la metafísica, publicado en 1929.
Derrida traduce y recupera por cuenta propia la noción de deconstrucción; entiende que la significación de un texto dado (ensayo, novela, artículo de periódico) es el resultado de la diferencia entre las palabras empleadas, y no la referencia a las cosas que ellas representan; se trata de una diferencia activa, que trabaja en creux cada sentido de cada uno de los vocablos que ella opone, de una manera análoga a la significación diferencial saussuriana en lingüística. Para marcar el carácter activo de esta diferencia (en lugar del carácter pasivo de la diferencia relativa a un juicio contingente del sujeto) Derridá sugiere el término de différance, ‘diferancia’ suerte de palabra baúl que combina diferencia y participio presente del verbo «diferir». En otras palabras, las diferentes significaciones de un texto pueden ser descubiertas descomponiendo la estructura del lenguaje dentro del cual está redactado.
La deconstrucción es un método vivamente criticado, principalmente en Francia, donde está asociada a la personalidad de Derrida. Su estilo, a menudo opaco, vuelve oscura la lectura de sus textos. Sin embargo, la deconstrucción ofrece una visión radicalmente nueva y de una gran fuerza sobre la filosofía del siglo XX.
La deconstrucción no debe ser considerada como una teoría de crítica literaria ni mucho menos como una filosofía. La deconstrucción es en realidad una estrategia, una nueva práctica de lectura, un archipiélago de actitudes ante el texto. Investiga las condiciones de posibilidad de los sistemas conceptuales de la filosofía pero no debe ser confundida con una búsqueda de las condiciones trascendentales de la posibilidad del conocimiento. La deconstrucción revisa y disuelve el canon en una negación absoluta de significado pero no propone un modelo orgánico alternativo.
Hasta ahora la filosofía tradicional de Occidente (platónico-hegeliana) había presupuesto siempre un escenario de racionalidad sistemática, un dominio del habla sobre la escritura, un mundo en última instancia en el que todo tiene sentido. La deconstrucción se rebelará ante este abuso de la racionalidad de herencia hegeliana, proponiendo precisamente lo contrario: la imposibilidad de que los textos literarios tengan el menor sentido.
En esta filosofía tradicional, la obra literaria es considerada como una envoltura retórica en cuyo interior duerme la sabiduría oculta de la Idea a la que el lector debe despertar con el beso semiológico. La obra literaria estaba en ese sentido considerada siempre como dotada de una totalidad de sentido. La deconstrucción afirmará que la envoltura retórica es todo lo que hay y que por ello la obra de arte literaria es irreductible a una idea o un concepto. En ese sentido la deconstrucción va a negar a la obra literaria el concepto de totalidad al afirmar que el texto no puede ser aprehendido en su globalidad ya que la escritura circula en un movimiento constante de remisión que convierte a la totalidad en parte de una totalidad mayor que nunca está presente. De esta forma es imposible enmarcar el texto, es decir crear un interior y un exterior. «Il n’y a hors du texte», dice Derridá.
En cuanto al sentido, a los ojos de la deconstrucción éste es interminablemente alegórico y por lo tanto carece de univocidad y de obviedad. Al lenguaje se le reconoce una gran complejidad y equívoca riqueza por lo que se aceptan dos tipos de lectura: la unívoca basada en el mensaje transparente y la deconstructiva, que remite a la plasticidad y corporeidad misma de los significantes. La deconstrucción niega la posibilidad de la denotación pura, de la referencialidad del texto. Ante la dictadura del canon plantea la democracia de la polisemia, estableciendo que el acto de lectura genera infinitas diseminaciones. Frente a un texto será imposible determinar una lectura como la buena. Las lecturas posibles serán así infinitas porque jamás lectura alguna alcanzará el buen sentido.
Por último, la deconstrucción se aplica a todos los factores que pueden funcionar como centro estructural de un texto (significado trascendental, contexto, contenido, tema...) de manera que no puedan detener el libre juego de la escritura.
Con todo ello la deconstrucción va a plantear básicamente una disociación híper analítica del signo proponiendo una subversiva puesta en escena del significante afirmando que cualquier tipo de texto (literario o no) se presenta no solamente como un fenómeno de comunicación, sino también de significación. La deconstrucción realiza un planteamiento quiásmico, es decir, se mueve entre la negación-afirmación del símbolo. Se afirma la autonomía del signo respecto a los significados trascendentales y se niega que la escritura solo remita a sí misma.”[8]
Sus principales publicaciones:
- La Différance
- La retirada de la metáfora
- De la gramatología (1967)
- La escritura y la diferencia (1967)
- La diseminación (1972)
- Márgenes - de la filosofía (1972)
- Espolones. Los estilos de Nietzsche (1976)
- Sobre un tono apocalíptico adoptado recientemente en filosofía (1983)
- Mémoires pour Paul de Man:
- La tarjeta postal: De Freud a Lacan y más allá (1986)
- Del espíritu. Heidegger y la pregunta (1987)
- Espectros de Marx (1993)
- Políticas de la amistad (1994)
- Mal de archivo (1995)
- Cosmopolitas de todos los países, ¡Un esfuerzo más! (cuatro. ediciones 1996)
- El Monolingüismo del otro o la prótesis de origen (1996)
- Adiós a Emmanuel Lévinas (1997)
- No escribo sin luz artificial (cuatro. ediciones 1999 y 2004)
- Estados de Ánimo del Psicoanálisis (2000)
- La Universidad sin condición (2001)
- Fichus. Discurso de Frankfurt (2002)
- Béliers, Le dialogue ininterrompu: entre deux infinis, le poème (2003)
- Cada vez única, el fin del mundo, Valencia, Pre-Textos, 2005 (or. 2003).
- Les yeux de la langue, L'Herne, 2005.
- L'animal que donc je suis, Galilée, 2006.
- La Bête et le Souverain, I, 2008, Seminario.
- La Bête et le Souverain, II, 2009, Seminario, años 2001-03.
- Demeure, Athènes, Galilée, 2009.
[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Postestructuralismo
[3] http://usuarios.multimania.es/fundamentodesign/enciclopedia/postestructuralismo.htm
[4] http://es.wikipedia.org/wiki/Postestructuralismo
[5] http://es.wikipedia.org/wiki/Jacques_Derrida
[6] http://es.wikipedia.org/wiki/Jacques_Derrida
[7] http://es.wikipedia.org/wiki/Jacques_Derrida
[8] http://es.wikipedia.org/wiki/Deconstrucci%C3%B3n
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